25 febrero 2010

Camino de Santiago, La Guiana

Aquí está el reportaje fotográfico
Nuestro viaje: León, Astorga, Castrillo de los Polvazares, Sta Colomba de Somoza, Rabanal, Foncebadón, Manjarín, El Acebo, Herrería de Compludo, Compludo, Espinosa de Compludo, S. Cristóbal de la Valdueza, Morredero, Santiago de Peñalba, S. Pedro de Montes, La Guiana, Ponferrada, León. La foto muestra el Valle del Silencio desde la entrada de la cueva de S. Genadio.

Foncebadón
Mientras pasábamos contemplamos el pobre caserío, que se acuesta en la ladera oriental del monte Irago(1504m.) Hoy casi abandonado, este pueblecito fue sede de un concilio que convocó en el siglo X el rey RamiroII, tuvo por entonces buenas edificaciones. En 1103 tenía una importante hospedería: Alberguería de Irago, hospital de S. Juan y un monasterio, que acogían a los peregrinos. Otros reyes ennoblecieron el lugar, desde Alfonso VI a Fernando VII.

La cruz de Ferro
Hicimos una parada para cumplir con el rito de depositar un guijarro en la base de la cruz. Hablé con una alemana en inglés y Javi se quedó alucinado de nuestra charleta.
Tiramos unas fotos, pues el día estaba espléndido, pero tendremos que poner las que hicimos en una excursión de UCECA, con nieve y nubarrones, (pues ante la cueva de S. Genadio no se me ocurrió cosa mejor que formatear la tarjeta de la cámara digital, despistes de la emoción, pero reparables, sólo es necesario repetir el recorrido)
Esta cruz se alza en uno de los muchos "montes de Mercurio", que los romanos instalaban como hitos para marcar el límite entre las regiones. En este caso el del Bierzo y la Maragatería. Los segadores gallegos que iban a Castilla abandonaban allí una piedra, para alejar los peligros del camino y lo mismo hacemos los peregrinos cuando vamos en sentido contrario.

Manjarín
Alegría fonética del nombre y tipismo de los peregrinos que se albergan en él.
El refugio de los extranjeros con sus ocas paseando las calles y los letreros del peregrinaje universal: 5000 km a los palmeros, 9453km al Machu Pichu, ...
De este lugar dice mi admirado peregrino, cuya página web sigo desde años, J.Barrera:
“Hacia frio por alli. Cenamos fuera. Nos dio de cenar un pisto riquisimo y unos tomates con ajo. Y esta vez con musica de monjes. Empezo a oscurecer y entramos. El fuego de la chimenea estaba encendido. Fue muy entrañable porque alli de nuevo me encontre a Sophie y Olivier. Olivier preparaba un pan de moras y menta. Y Sophi canto de neuvo para la Virgen, espontaneamente. Un himno cisterciense del siglo XII. Fue impresionante y Tomas( le pinta como templario) calro, entusiasmado, dijo que el Camino estaba lleno de angeles. Nos fuimos a dormir.”
Base militar de Manjarín, centro de comunicaciones del ministerio de defensa.

Hospitales de peregrinos
Los monjes de S. Benito tienen como norma la acogida a los peregrinos, “pues en ellos se recibe más a Cristo”. Los hospitales de peregrinos se mantenían gracias a la generosidad de los habitantes de la zona que pagaban una renta en granos de trigo y centeno. La alimentación era a base de pan, vino, carne, chocolate y bizcochos.
Los peregrinos que morían en ellos les ofrecían sus pertenencias y bienes.

El Acebo
Desde aquí se ve la Guiana y el valle del Bierzo fértil por el riego del Boeza, el Sil, el Cúa, y el Burbia. Aquí pasa un turboperegrino, cuyo objetivo es llegar, pero nosotros , como Cervantes, preferimos el camino a la posada. El Acebo- Compludo, la senda del Geijo, 183 metros en escalón hacia la herrería de Compludo, hasta el río Prada y luego a la derecha bordeando el río Miera.

Herrería de Compludo
La región más productora de hierro de toda Castilla, faberos o tallaferos, scutiferos o hacedores de escudos. El hierro se traía de la mina de Anubleras cerca de Peñalba, donde el día de S, Benito se oye rezar a los monjes, que murieron sepultados. Amalio Fernández canta a la herrería:
El agua domina al viento,
El viento enciende la fragua
Y el mazo castiga el agua
Con gran acompañamiento.
Toda la mezcla es fermento
Que va amasando el herrero,
Artista y banderillero
Que al pulsar con sus desvelos
Aguas del Miera y Meruelos
Templa y forja un romancero.

Hasta el siglo XXVIII, muchas herrerías eran del marqués de Villafranca. Se necesitaban cinco operarios, dos fundidores, dos tiradores y un tazador. El capataz o aroza era uno de los tiradores. Había también mineros, carboneros, arrieros, mulateros y braceros hasta completar la lista de 45 personas por cada instalación. La producción media alcanzaba 1500 Qm al año.

Compludo
Monasterios: En este pueblo se inicia con S. Fructuoso la historia del monacato español. En las montañas bercianas se constituyó la llamada Tebaida berciana.
Los orígenes estaban en el desierto egipcio entre los siglos III y IV, cuando S. Antonio fundó comunidades de cristianos perseguidos. Cuando el cristianismo se convierte en religión oficial, s.IV, Juan Casiano, monje del mar Negro fundó la primera comunidad monástica en Provenza. S. Benito de Nursia(480-547) fue el primero que estableció unas reglas.( no utilizaría la palabra salvo en la predicación, la oración y el capítulo).
Los benedictinos(monjes negros), fueron una orden en el 910, en la abadía de Clunny. 50 papas, 20 emperadores, 10 emperatrices, 47 reyes y 50 reinas estuvieron en relación con la orden.
1113 Bernardo de Claraval establece la reforma de los monjes blancos.
En la iglesia del pueblo hay un cartel que explica esta historia. Mientras que Rafa y Javi consultaban la ruta yo salí a leerla y menos mal que Rafa dio orden de parar pues ya me veía en el monacato mientras se alejaba el todoterreno...

Espinosa de Compludo
Ahora desde Compludo cogimos una pista forestal que nos llevó hasta Espinosa de Compludo, pueblo enclavado en el alto de una montaña, desde allí fuimos a S. Cristóbal de Valdueza y vimos un tejo milenario. Es uno de esos árboles que está catalogado como árbol singular y tiene su cartel indicador, pues está apartado de la carretera, cerca de una iglesia. El pueblo tiene unas casas buenas, es grande y desde allí fuimos hacia Bouzas, pero no necesitamos bajar al pueblo, hundido a la orilla del río, en una encrucijada de profundos y estrechos valles, sino que reconocimos la carretera que iba al Morredero y que dio entrada a un pequeño sendero, que en pocos metros bajaba en picado hasta Santiago de Peñalba.

En realidad Javi tenía pensado ir desde Compludo (962m), cayendo al arroyo de Compludo a la derecha, subiendo los 4 kms a Palacios de Compludo (1074m) y poco antes de llegar a Palacios, en descenso una senda culebreante bajar hasta un arroyo, atravesarlo por unos tablones, después sendas desdibujadas hasta llegar a un puentecillo que marcaba un sendero directo a Bouzas (1075), entre arbolado. Desde allí tendríamos una subida de 3 km (1450m en lo que llaman la Cruz de Peñalba), desde aquí a 400m de descenso se encuentra Peñalba.
Menos mal que este camino, que él había hecho antaño en moto, no permitía el paso del todoterreno, pues yo prefería la comodidad del camino conocido y temblaba de miedo con estos dos expedicionarios, siempre dispuestos a la aventura y a lo arriesgado. Lo que sí hubieramos podido tomar era esta última senda después de la salida de Bouzas que entraría a Santiago por el lateral norte. Los Pacos hicieron esta senda caminando y aconsejan seguir el cauce del Arroyo de Compludo en caso de pérdida.

Peñalba de Santiago y el Valle del Silencio.
Nos encaminamos hacia la gruta del famoso eremita. Comimos sobre una piedra, oyendo el rumor del agua del río, que en este punto ya había salido del escondite donde se metió para dejar en silencio el valle, cuando se lo pidió S. Genadio; y mirando la senda que conducía a la cueva del santo, a la que subimos después de yantar.

Monasterio de Montes
Continuamos nuestra excursión bajando la huella del río Oza, donde se recorren los hermosos recodos de este valle frondoso y soleado. A 4km encontramos la desviación para el Monasterio (980m) El escritor Gil y Carrasco en su libro: Bosquejo de una provincia de interior, nos habla del lugar con palabras que no tienen parangón.
Verdaderamente sorprende este gran edificio en ruinas, el Monasterio Rupianense,(castro Rupiana) fundado en el siglo VII por S. Fructuoso, después de dejar las posesiones familiares de Foncebadón y los monjes de Compludo. Sus restos descansan en la arqueta 49 de la capilla de reliquias de la catedral de Compostela. S. Valerio amplió la obra. Los musulmanes arruinaron el monasterio y S. Genadio se encargó de su restauración en el 897. En los s.XII y XIII los monjes benedictinos renovaron la iglesia en estilo románico, luego viene la obra neoclásica y tras la desamortización se convierte en fábrica de cestos y en cenizas tras el incendio de 1842. Aún padeció en 1982 un robo en la iglesia que expolió gran parte de lo que quedaba.

Sólo se conserva la iglesia, gracias a la dedicación y vigilancia de los vecinos. En ella se custodia la Virgen de la Guiana, que un pastor encontró en la cima de este monte y a la que los monjes edificaron allí una ermita. Permanecía en lo alto los meses de buen tiempo y se subía en procesión para pedir su intersección. Pero ahora la ermita está semiderruída y la imagen espera su restauración permaneciendo todo el año en el monasterio.
Hablamos con un vecino del pueblo, que nos enseñó el monasterio y la iglesia, nos guió y nos explicó el nombre de las peñas circundantes. De esa manera, animados, deseando ver de cerca los Apostóles, el Campo de las Danzas y la mismísima cumbre, decidimos subir a la Guiana.

La Guiana
...y así lo hicimos. Estos momentos perviven en mi memoria con la frescura de aquellos momentos de vigorosa primicia. Siento que las fotos no sean capaces de trasmitir el embrujo de las maravillosas vistas.

Yo había pasado miedo en la subida, pues realmente las águilas, que dan nombre a esta cumbre, bien pueden elegirla como digna para su hogar. Cuando sales del coche te asombras de encontrarte por encima de todas las alturas circundantes y apenas tienes espacio para moverte en aquella estrecha punta piramidal que corona la montaña.

Impresionada, entré en la ermita abandonada y rezamos una oración de agradecimiento y con el deseo sincero de ser buenos y poder ganarnos un cielo como este.

La Valdueza
Bajamos hacia Ponferrada por el valle del río Oza. Contemplar tan hermosos lugares nos habría dado juego para otra excursión, que seguramente haremos otro día. Así pasamos por la famosa Ferrería de Montes, aunque sus riquezas son historias pasadas. S. Clemente, Valdefrancos, S. Esteban, con la próxima Granja de los monjes de estilo neoclásico y con las cubas de vino de sus bodegas. Cerca está Villar de los Barrios, pueblo cargado de historia de la que hablan sus casas blasonadas, donde los Pacos tenían un amigo anticuario del que cuentan que poseía unas moneda visigótica, encontrada en el castillo de Ponferrada en 1923, que atestiguaba la presencia de Leovigildo en el Bierzo .

Antes de la fundación de Ponferrada, allá por el siglo XI, la ruta jacobea remontaba hasta S. Miguel de las Ollas, bajaba por la ermita de S. Miguelín y atravesaba el Sil junto a a fuente del Azufre, en la misma base del muro del embalse. Otro día contaremos este recorrido...¡

Cuánta historia y cuánta belleza! Como dice el cantar:
"Lo mejor del mundo entero la provincia de León"

18 febrero 2010

Santiago de Peñalba, camino de Santiago

Aquella tarde, después de visitar el Teleno, marchamos hacia el Morredero. En la estación de esquí paramos a mirar las instalaciones deportivas. Al no haber nieve, dan un aspecto baldío y desolado. Seguimos la ruta pues estábamos interesados en visitar Santiago de Peñalba. Si consultáis esta página tendréis información completa.

Entramos al pueblo por una senda sólo transitable por todo-terreno, que utilizaban los monjes cuando explotaron las minas abandonadas por los romanos, allá por la Edad Media. Debían de tener fortaleza para trabajar en aquellas estrecheces, cara al precipicio. Recuperaban lo que podían del pasado imperial y configuraban el futuro a través del Camino de Santiago.

El pueblo de Santiago de Peñalba está protegido por dos grandes moles montañosos: El Morredero(1762) y la Guiana(1850) y luce más próxima la peña alba de mármol, que le da nombre.

La iglesia es lo que queda del monasterio que fundara S. Genadio, ya obispo de Astorga en el s.X. No queda nada allí de su antiguo esplendor: la cruz que Ramiro II regaló a la iglesia está en el museo de León y el cáliz del abad Pelayo en el museo del Louvre, no hay monjes, ni comunidad alguna, en el contraábside estuvieron enterrados los restos de S. Genadio hasta que la duquesa de Alba ordenó trasladarlos al convento de la Laura en Villafranca, en 1603.

Todo se ha despiezado, hasta el santo fundador: cuando se traslada este convento a Valladolid, el papa GregorioXV dispone entregar el cráneo a la diócesis de Astorga, el brazo a Peñalba y el resto a las monjas.

El pueblo es muy bonito, ahora que está restaurado y las maderas de las balconadas, puertas y ventanas brillaban lustrosas. Los vecinos tenían hermosos tiestos con toda clase de flores y se esmeraban en la limpieza de cada rincón. Visitamos la famosa iglesia y nos hicimos unas fotos aprovechando la tenue luz del atardecer, prometiéndonos dedicar más tiempo a este lugar en una próxima excursión.

El día había sido espléndido y repleto de emociones y experiencias. En casa prepararíamos material que enriqueciera el viaje, he aquí las notas que tomamos:

Del libro Viajando por el Bierzo, de Fco Blanco Prieto y Fco Blanco Antona, su hijo, Ed. Lancia, 2001:
“A lo largo del camino no hemos encontrado adversario alguno, sino al revés, la energía de las montañas nos alentaba, la fina lluvia nos hacía meditar y favorecía la introspección, las subidas agitaban nuestro corazón adormecido, las bajadas abrían nuestros ojos a los inmensos valles, en las cumbres se sentía el fino aire del cielo, el cielo mismo, con su sutil espiritualidad.”

Una excursión por las Médulas1904, José Castaño Posse, Ed. CDN- Ciencias de la Dirección, Madrid, 1991.

Nos parece enriquecedor esta selección del diario de Jesús Barrera de su web:
http://www.angelfire.com/va/valladolid/finisterre.html

También es interesante el libro Bosquejo de un viaje a una provincia del interior de Enrique Gil y Carrasco, Edición de Mª Paz Díaz Taboada, Ed. Dip. Prov. De León, Breviarios de la calle del Pez, León, 1985:
“!Sientan la callada presencia del imperio romano, la intelectualidad goda de los antiguos monasterios de la Tebaida Berciana y la fuerza natural y céltica de los montes Aquilanos con la imponente cumbre de la Guiana”

¡Una maravilla leer y vivir en estos lugares de ensueño!

04 febrero 2010

Faedo de Ciñera 30.01.10


Habíamos intentado una excursión al Faedo de Ciñera,
View Larger Map el sábado después de Reyes, como una especie de homenaje navideño y espiritual a este lugar íntimo, amenazado por la línea de alta tensión Sama-Velilla. Las nevadas y sobre todo las heladas y fríos vientos nos echaron atrás y concluimos fotografiando la Candamia, entorno leonés y ciudadano, que humildemente siempre está ahí, tan próximo, ofreciéndonos la belleza de vistas entre pinos, de la extensa vega de los ríos Bernesga y Torío y tantas montañas rodeando los horizontes de la ciudad.
De nuevo acometimos este sábado la marcha al Faedo y la satisfación fue enorme. La fuerza del agua borbotoneaba y rugía invadiendo las orillas y haciendo casi imposible fotografiar todo su cauce desde la inestabilidad de alguna piedra central.
Ya teníamos fotos del bosque en las cuatro estaciones, pero su belleza, siempre cambiante nos sorprendió. Nos sorprendió su húmedo colorido, mezclado de intensos verdes de los musgos, que proliferaban sobre todas las piedras y las brillantes gamas rojizas de las alfombras de hojas de hayas, blandas y mullidas por la trasparente y a veces blanquecina capa de nieve, que cubría todo. Los bordes de troncos y ramas también mantenían ese blanco tenue reflejo y toda la pradera, que da espacio al área de merienda, parecía un glaciar chispeante de suaves brillos mientras la nieve soltaba algunas pintas, que también quedaron reflejadas en el objetivo.
Pues bien, disfrutemos del reportaje fotográfico.